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El cuerpo de Abraham
amenazó con caer al suelo de espaldas ante el embiste de aquel poderoso hechizo
pero Eleone se lanzó a tiempo para agarrarlo antes de que tocara el suelo,
amortiguando la caída. Los ojos del Elegido buscaban desesperados los de
Eleone, aunque casi parecía haber perdido la vista.
-E... E... Eleone,
perdóname...
-No... Abra...
-Váis a tener que
seguir adelante sin mí...
Una pequeña sonrisa escapó de los labios del moreno y Eleone invocó los poderes del Mundo para intentar sanar a su amigo, por desgracia ni siquiera eso fue suficiente ante lo que acababa de sufrir.
-N-no... Tiene...
tiene que llevarse una vida...
-Ni siquiera puedo...
Eleone terminó por romper a llorar incapaz de salvar a su amigo quisiera o no. Sin embargo Abraham la acarició le sonrió antes de robarle un beso.
-N-no llores... No
voy a un lugar tan malo...
Aquello fue lo último
que el Elegido hizo y dijo, su mano cayó al suelo y sus ojos se perdieron en la
lejanía mientras Eleone era incapaz de seguir manteniendo las lágrimas.
-Te avisé, Eleone. Lo
hice y no me escuchaste. No podéis hacer nada con...
-¡Cállate!
-¡...!
-No quiero oírte. No
quiero oír tus malditas excusas. ¡Cállate!
-...
-¿Por qué...? ¿Por qué
tenéis que robarme todo cuánto me importa? ¡¿Por qué?!
-...
-¿Es que acaso no
habéis sentido lo mismo? ¡¿No sois capaces de entender que nadie quiere pasar
por ello?!
-Pero es
irremediable...
-¡No lo es! Y ese...
ese pensamiento es tan egoísta y desconsiderado... ¿Es que no podemos vivir
todos en paz?
-Ese pensamiento es
infantil y estúpido.
-¡No lo es! Lo
infantil y estúpido es querer robarle lo demás a los demás porque no eres capaz
de aceptar lo que tienes.
-¿Lo que tengo...?
Ja, ja, ja... Lo que tengo... ¡No tengo nada!
-¿...?
-No hay posibilidad
de compartir porque no tengo nada que darte.
-¿Y tienes que
arrebatármelo? ¿No podías simplemente pedirlo? No somos tan horribles...
-No, supongo que no.
Pero lo que quiero... lo que queremos. No nos lo podéis dar por las buenas.
Tenemos que tomarlo.
-No... no lo entiendo...
¡No lo entiendo!
-No tienes porqué
hacerlo. No tienes porqué entenderlo. No tienes porqué evitarlo. Sólo deja que
pasa. Así sufrirás menos.
-...no es justo...
-No, claro que no.
Tampoco fue justo cuando los Dioses Oscuros destruyeron todo lo que queríamos...
-Pero no es nuestra
culpa...
-No, no lo es. Es
simple supervivencia. O nosotros o vosotros.
Eleone no dijo nada más,
escondió su cabeza llorando en el pecho del cuerpo inerte de Abraham, incapaz
de entender aquel comportamiento, pero ¿cuándo había sido capaz de comprender a
alguno de sus enemigos?, ¿cuándo habían sido sus enemigos capaces de entenderla
a ella? Por eso había enfrentamientos, por eso había guerras. Nunca podría
haber comprensión, sólo necesidad. Y la injusta guerra que la acompañaba. Para
que uno de los dos bandos consiguiese lo que quería.
-Márchate...
-...
-Ya tienes lo que
querías. ¡Márchate!
-... ...la guerra aún
no ha acabado, Eleone. Volveremos. Y no podréis hacernos frente.
-¡Vete!
Ante aquella
amenazante palabra, el Avatar de la Oscuridad finalmente desapareció dejando a
Eleone en la más absoluta soledad con su llanto como única compañía. Pasaron
minutos, aunque a Eleone le parecieron horas, cuando un nuevo portal se abrió y
aparecieron por él Eryn, Kuroi y Alexander. La escena que allí les esperaba les
dejó totalmente de piedra, especialmente a Alexander que en seguida sintió lo
que aquello significaba cayendo de rodillas al suelo. Kuroi posó su mano en el
hombro del joven y escondió su mirada en el suelo incapaz de saber qué decir.
Eryn por su parte se acercó a la reina e hizo lo mismo.
No hubo palabras, ni
gestos, ni nada. Sólo esperaron a que Eleone terminara su luto y decidiera
soltarse del cuerpo de Abraham para que pudieran llevarlo de nuevo a Eclissis
donde recibiría el entierro adecuado. Simulando a los anteriores, con aquel
precioso pero lúgubre paseo desde el castillo hasta el cementerio en total
silencio, con las gentes de la ciudad asomándose desde sus ventanas y balcones
para rendir sus pleitesías al general que había defendido sus hogares por
tantos años. Como siempre, Eleone presidía la comitiva, ahora ya más calmada,
mientras Claudia la acompañaba llorando en completa tristeza. Alexander había
sido incapaz de salir del castillo, sentía que había perdido parte de su Corazón
con aquella pérdida. Y no podía ser más correcto viniendo de su hermano gemelo.
El resto acompañaban
a las reinas en su silente caminar, todos excepto Jake, que miraba todo desde
las almenaras del castillo con toda la culpabilidad con la que un hombre puede
sentirse en su vida.
En esta ocasión no
hubo discurso ninguno, la furia de Eleone había superado su tristeza, era
incapaz de decir alguna palabra que honrase a su amigo en un momento como éste.
Le enterraron cerca de las tumbas del rey y la reina, como buen guardián de la
familia real y lo colmaron de honores y medallas. Aquel día ni siquiera llovió
como tenía Eclissis por costumbre por sus héroes caídos, la tristeza era tal
que ni siquiera el Mundo podía expresar como se sentía.
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Una semana fue suficiente para que todos recuperasen un atisbo de felicidad, habían sufrido más golpes en el pasado pero ninguno como aquél. Aquella mañana Eleone y Alexander decidieron llevar flores a la tumba de Abraham, pero cuando llegaron no estaban solos. El silencio sepulcral con el que fueron hasta la tumba no alertó a quién se encontraba allí desvelando sus sentimientos.
Una semana fue suficiente para que todos recuperasen un atisbo de felicidad, habían sufrido más golpes en el pasado pero ninguno como aquél. Aquella mañana Eleone y Alexander decidieron llevar flores a la tumba de Abraham, pero cuando llegaron no estaban solos. El silencio sepulcral con el que fueron hasta la tumba no alertó a quién se encontraba allí desvelando sus sentimientos.
-Lo siento mucho.
Yo... yo siempre quise conocerte y al final lo conseguí, y ni siquiera fui
capaz de decirte una palabra en condiciones. Me odio tanto por haber intentado
cambiarlo todo y aún así haber sido incapaz de salvarte. Quería salvaros a
todos pero tú... eras el más importante para mí.
Eleone y Alexander se
quedaron perplejos al escuchar esas palabras provenientes de Jake, el joven que
había afirmado no conocer a ninguno de ellos, pero aquellas palabras desvelaban
todo lo contrario.
-Te he fallado... Les
he fallado a todos. Yo...
Jake no tardó en
finalmente entender que ya no estaba solo y cuando se giró vio a sus
silenciosos acompañantes observándole desde la distancia. Su mueca cambió
velozmente de una de tristeza a una de sorpresa, en un principio amagó con
escapar pero se dio cuenta de que eso era inútil. Volvió a girar la cabeza
hacia la tumba.
-¿M-me habéis oído
todo?
-No. Todo no.
-Ya... Lo tenía que haber
pensado en vez de decirlo, ¿verdad?
-Jake, ¿qui-quién
eres?
-¿De verdad que
nisiquiera vosotros lo podéis saber? Eso duele.
Eleone y Alexander se
acercaron a dejar el ramo de flores sobre la tumba de Abraham y luego se
quedaron los dos mirando a Jake.
-Deberías ser los únicos
que lo supieráis. Aunque supongo que este hechizo os puede confundir un poco.
Los dos se
sorprendieron cuando Jake con un gesto dispersó un hechizo sobre su cuerpo,
aunque especialmente afectó a su cabeza. El pelo pasó de ser negro a rubio, sus
ojos de verde a azules y las ropas callejeras que antes llevaba se convirtieron
en una armadura elegante con los mismos símbolos que la que portaba Eleone,
pero cuando vieron su rostro... cuando el hechizo cambió su rostro, los dos se
quedaron perplejos.
-A-A-Abraham...
-¡Abraham!
Ni siquiera se
movieron del sitio, salvo por la diferencia de colores, el parecido entre aquel
chico y su amigo muerto era idéntico, casi parecido al de Alexander, que aunque
eran gemelos habían sufrido diferentes cambios en su metabolismos con los años,
pero aquel chico era totalmente clavado.
-Sí, bueno... ése es
mi nombre, pero no soy él...
El joven miró a la tumba de Abraham para decir aquello con una pequeña sonisa en la boca.
-¿No... eres... él?
-¿Y por qué el
parecido? ¿Eres... es que éramos trillizos?
-¡No! ¡Claro que no!
Además, soy más joven que tú. ¿De verdad aún no lo sabéis?
Eleone sí que lo había
averiguado en su Corazón pero aún era incapaz de aceptarlo, o al menos hasta
que sintió un pequeño pinchazo proveniente de su tripa donde se estaba gestando
su hijo. Y entonces no dijo nada, sólo abrazó a Jake dejándole sorprendido
mirando de frente a Alexander sin saber qué decir, hasta que finalmente cerró
los ojos y se abrazó a ella. Alexander aún no lo entendía.
-¿Qué...? Eleone...
Eleone dejó de
abrazar al chico y se giró con dos lágrimas en sus ojos a punto de caer.
-Es nuestro hijo,
Alex.
-¡¿Cómo?!
"Jake" le
miró con un gesto de aprobación y tampoco dijo nada, dando un paso y abrazando
al chico y a su futura mujer en un abrazo completamente familiar. Al fin se
separaron y los adultos buscaron explicaciones.
-Pero, ¿cómo es
posible?
-Kuroi me envió desde
el futuro.
-¿Desde el futuro?
-¿Desde el futuro?
-Sí. Los Avatares de
la Oscuridad ganaron, pero... n-no hay tiempo para explicaciones. Tenemos que
hacer algo antes de que no pueda salvar a más gente. Me estoy arriesgando
demasiado contandoos esto, ni siquiera he sido concebido aún.
-Bueno, técnicamente...
ya vienes de camino.
Dijo Eleone con una
impecable sonrisa de felicidad.
-¿Ya estás...?
-Sí. De ti por lo que
se ve.
-Oh...
-¿Ha-has dicho que te
llamas Abraham?
-Sí... Me lo llamastéis
en su honor. De donde vengo también... también murió.
Tres sonrisas tristes
de complicidad surgieron a la vez hasta que destruyó el silencio
"Jake".
-Abraham Junior Lowënthal.
-¿Lowënthal?
-Sí, tiene que
pasarse el apellido de la familia real.
-Ah, claro.
-No es que no quiera
una reunión familiar bonita y todo eso, llevo muchos años sin veros, pero
tenemos que movernos. Hay que detener a Caos.
-¿Muchos... años sin
vernos?
-¿Significa que...?
-Por favor, no me
hagáis recordar más experiencias malas. No quiero enterrar a nadie más que ya
haya visto enterrado.
-¿Quiénes más?
-Por favor...
-¿Quiénes más, Ja...
Abraham?
-Todos menos Keiro,
Kuroi y Eryn.
Las cabezas de
Alexander y Eleone cayero casi al unisono al saber de su destino, al final
habían fracasado, o así es como se sentían, pero Abraham precisamente había
vuelto para cambiar eso.
-No os desaniméis. En
mi futuro todo estaba mucho peor, fue Jormurgand quién mató a la mayoría, pero
yo lo evité. Aún sois los suficientes para acabar con Caos antes de que...
Sin embargo se calló antes de desvelar más informaciónes.
-¿Antes de que qué?
-No puedo... Tenemos
que luchar. Ahora o nunca. Si Caos no cae... todo se pondrá mucho peor.
-Pero...
-No, Eleone. Tiene
razón. Tenemos que aprovechar esta oportunidad. Reunamos a todos para
enfrentarnos a Caos. Vali ya terminó el hechizo de rastreo.
-S-sí...
Eleone finalmente se
envalentonó y dando aquella reunión familiar por terminada se fueron a reunir
con el resto.
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Mientras tanto, en un lugar muy, muy lejos de allí, Keiro, lleno de heridas y totalmente agotado de rodillas sonreía con cierta satisfacción.
Mientras tanto, en un lugar muy, muy lejos de allí, Keiro, lleno de heridas y totalmente agotado de rodillas sonreía con cierta satisfacción.
-Lo has conseguido, Keiro.
-Lo... lo he hecho.
¡Lo he hecho, Bastet!
Keiro se levantó de
un impulso con las fuerzas que le quedaban y cogió a la pelirroja en brazos dándole
una vuelta completa hasta que sintió como cedían sus fuerzas y la soltó para
volver a arrodillarse.
-¡Keiro!
-N-no pasa nada, sólo
estoy agotado. Pero les he vencido.
Keiro miró hacia
donde antes había estado peleando y miró a los ojos a Átomo y Valigarmanda, que
se habían postrado a sus pies como señal de sumisión.
-Ahora volved. Os
llamaré cuando os necesite.
Dos nubes de
Oscuridad se tragaron a los Dioses oscuros que ahora debían totalmente su
obediencia a Keiro.
-Y ahora a por Caos.
Prepárate, Bastet.
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