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Dolorido, inmóvil,
triste... Abraham se despertaba en un Mundo mucho mejor que el que conocía,
incapaz de saber dónde estaba, pero echando de menos a todos aquellos que había
dejado atrás en el Mundo en el que nadie quería vivir. Tuvo que reunir muchas
fuerzas, y no sólo físicas, para ser capaz de levantarse y poder ver por
primera vez en años un enorme Sol dorado a lo lejos brillando por encima de su
cabeza. El lugar era tenuemente reconocido por el antiguo príncipe, aquel lugar
era claramente Eclissis salvo por la diferencia de luz y de tranquilidad en el
ambiente.
-Ahhh... ¿qué...?
Al incorporarse se
dio cuenta de que estaba en las almenaras del castillo y tenía un enorme dolor
de cabeza, por suerte su cuerpo había sido protegido durante el viaje por la
armadura que aún portaba, en su bolsillo aún se encontraba el hechizo y lo sacó
para leerlo en su mente.
-Kuroi dijo que esto
me mantendría disfrazado. Habrá que usarlo.
Ahora leyó el hechizo
en voz alta y pudo ver como su cuerpo empezó a cambiar de pies a cabeza, hasta
la armadura, que aún sentía que estaba ahí, desapareció y notó como su
flequillo cambiaba de color aunque el mismo cambió que le sucedió en los ojos
no pudo advertirlo, obviamente.
-Bueno... supongo que
éste es el aspecto de Jake. Abraham ya no existe de momento.
Después de eso el
chico se quedó mirando un rato las vistas que aquel lugar le ofrecían hasta que
se dio cuenta que el tiempo apremiaba.
-Bueno... Kuroi me ha
estado preparando para este día durante años, sé a dónde ir y lo que debo
hacer, y creo que tengo el poder para hacerlo. Sólo de pensar que voy a volver
a verles... Pero no, debo mantener la compostura, Jormurgand será poderosa, no
puedo dudar ni un momento.
Y finalmente
decidiendo ponerse en marrcha, Abraham invocó su otra armadura y su Llave
deslizador y se lanzó al Espacio entre los Mundos sin dudarlo rumbo a la Necrópolis
de las Llaves espada. El viaje fue más rápido de lo que el ahora Jake esperaba,
la Gema, colgando de su cuello pero invisible gracias al hechizo le daba un
poder increíble, a lo lejos, muy cerca del Mundo al que llegaba, una enorme
nave rodeada de Sincorazón y de otras naves más pequeñas se batían en duelo
unos a otros como si aquello fuera el final de los tiempos.
-Los SeeD... Kuroi me
habló de ellos en esta batalla. Ellos les ayudaron contra las defensas del
Mundo, debo darme prisa, siento como el ritual de Jormurgand está casi
terminando.
Abraham entonces
decidió viajar hacia la Necrópolis a toda velocidad, deshaciéndose de los
Sincorazón que encontró en el camino hasta que tocó tierra y le tocó seguir el
combate mano a mano.
-Así no llegaré
nunca... son demasiados...
Pero entonces todos
los Sincorazón de la zona dejaron de atacarle y se dirigieron a un lugar
diferente.
-¿...? ¿Qué...? ¿Cómo...?
Ahora o nunca...
Jake aprovechó
aquella situación para salir corriendo al interior de las ruinas del antiguo
palacio de Garland, corrió por sus pasillos y pasó sus galerías, bajó sus
escaleras y finalmente llegó a la sala del trono, donde pudo ver una enorme
serpiente hecha jirones a punto de desatar su poder sobre todos los que había
allí.
-¡No!
Jake se abalanzó
sobre el objetivo interponiéndose en medio y usando el poder de la gema creó un
escudo mágico lo suficiente grande para proteger a todos los que había allí.
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-¿...? ... ¿...?
-Abraham...
-¿...?
Abraham, despierta.
-...
El joven elegido de
la Llave espada abrió los ojos en la alcoba de invitados del palacio de
Eclissis, aquélla que le habia despertado, no era otra que Claudia.
-Hola.
-...hola...
Abraham se incorporó
para poder ver mejor a la que debió haber sido su tía y sin explicación ninguna
y sin entenderlo varias lágrimas empezaron a salir de sus ojos, aunque no sentía
tristeza ninguna.
-¿Qué...? ¿Por qué
lloras...?
-¿Mmm...? No... no sé...
Abraham intentó
limpiarse las lágrimas pero otras salían después de aquellas.
-N-no puedo parar...
-E-Eleone me ha dicho
quién eres... A lo mejor...
-¡...! ¿Te lo ha...
dicho?
-Bueno, nos lo dijo a
todos... A lo mejor... ¿me echabas de menos o algo así?
-No... yo... o sea
quiero decir. No es eso. N-no lo entiendo.
Esta vez fue Claudia
la que le ayudó a limpiarse las lágrimas que terminaron de surgir.
-Ya está.
Dijo la joven reina sonriendo.
-Gracias...
-Así que eres mi
sobrino. Sin embargo... debes tener mi edad.
-Sí, creo que sí.
-Vaya... el viaje en
el tiempo. ¿Fue Kuroi?
-¿Quién si no...?
Oye, no es que no quiera hablar contigo... pero... cuánto menos sepáis mejor.
-Oh, perdón... lo
siento. No diré nada más.
-... ¿Querías algo?
-Oh, bueno, no.
Sólo... no sé, conocerte. Quiero decir, sabiendo quién eras ahora.
-Ya...
-Eleone está
reuniendo a la gente en la sala del trono, Vali ha conseguido averiguar dónde
está Caos y vamos a lanzar el último ataque.
-Genial.
-Ejem... Sé que no
quieres hablar, pero... Quizás deberías decirnos todo lo que sepas de Caos y
eso... durante la reunión.
-Sí, puede que sea lo
más sabio. ¿Por qué no vamos yendo?
-Claro, te acompaño.
Bueno, o me acompañas. O... ¿sabes llegar? Supongo que vivirás aquí en el
futuro.
-No exactamente.
-Ah...
-Así que te sigo.
-Vale.
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En la lejanía, dos miradas observaban otro Mundo caído, oscuro como él solo,
destrúido, arruinado, pero con algunas construcciones repartidas por su
superficie. En una de esas construcciones Keiro había conseguido encontrar a
Caos, ya no le hacía falta unir fuerzas con Eleone y compañía para acabar con él,
todo acabaría ese día.
-Parece que ya
estamos aquí. ¿Estás seguro de poder con él, Keiro?
-Sí, soy mucho más
poderoso que él.
-Pero Valigarmanda y Átomo...
-Lo sé, están un poco
más debilitados que Ánima y Jormurgand, pero yo tengo algo que Caos no tiene.
-¿El qué?
-A ti.
-Je, je. Tonto.
-No, es verdad, tú
marcarás la diferencia. Pero quiero que luches desde la seguridad, utiliza a Átomo
y Valigarmanda como escudo y ayúdales a conseguir la ventaja frente a los otros
dos. Caos no tiene nada que hacer contra mí.
-Vale.
Caminaron un rato
hasta que alcanzaron el templo en el que se escondía el Señor de la Oscuridad y
antiguo Elegido de la Llave espada, le encontraron el la sala central, parecía
meditar mientras un Oscuro y perverso Corazón orbitaba a su alrededor, entonces
cayó en la cuenta de que no estaba solo.
-Keiro... Nunca pensé
que me encontrarías antes que ella.
Caos se levantó y
encaró a los muchachos sin saber los ases que se guardaban bajo la manga.
-¿Vienes a
enfrentarte a mí tú solo? No me gustó nada tu traición, ni tampoco me gusta la
idea de tener que enfrentarte, hubieras sido un gran aliado, pero si es lo que
quieres...
-Veo que se te olvidó
decorar tu nuevo... cuartel.
-Sí, ¿verdad? Parece
un poco más demacrado que de costumbre. Me apostaría a decir que no tienes ni
idea de qué es este lugar.
-¿Por qué no nos
ilustras con tus grandes conocimientos?
-Jee... siempre tan
hiriente. Pero supongo que tenemos tiempo para charlar un rato. Este lugar
es... mi antiguo hogar. Donde nací antes de que Garland me encontrara y me
hiciera su aprendiz.
-Pensaba que eras su
sirviente.
-Ja, ja. Sí, bueno,
puede que para el viejo Garland no hubiera diferencias entre las dos. Aprendiz,
sirviente. Supongo que él y Yensid tenían más cosas en común de lo que creen,
el hechicero siempre trató a ese ratoncito de una manera similar.
-Pero tú parece que
te rebelaste.
-No, claro que no.
Nunca hice tal cosa, bueno, al menos no hasta que Garland trajo la destrucción
y la muerte a su propia hogar.
-Fue cosa de todos,
no le eches la culpa a él.
-Ya... los demás sólo
nos dejamos engatusar. Pero no te equivoques, no me arrepiento. Alejandro se
volvería loco, pero me mostró algo que me preparó para los acontecimientos
venideros, de no ser por aquello, quién sabe lo poco preparados que estaríamos
para cuando ellos vengan.
-A ti nunca te
interesó enfrentarles, sólo querías a los Dioses oscuros para salvar tu propio
culo.
-Puede... pero a la
corta o a la larga no me hubiera quedado más remedio que hacer algo, los
Avatares de la Oscuridad nunca fueron fans de los Dioses Oscuros.
-Porque destruyeron
nuestro Mundo.
-Oh, cierto. A veces
se me olvida que el destino es muy gracioso y que tú formas parte de sus orígenes.
-Yo me salvé gracias
a mis padres, no soy como ellos.
-Oh, no, ¡claro que
no! Qué disparate. Tú eres mucho mejor, a tu manera. A ti el Reino de la Luz
aprendió a aceptarte, eres mucho más de lo que ellos nunca soñarán ser.
-Sabes que eso no es
ningún milagro, es todo gracias a Bastet.
-Oh, claro, ella. La
iluminada y la maldita, la que sacrificó todo su ser, su Cuerpo, su Alma y su
Corazón para poder estar con el amigo de su infancia.
-Dejaste que los
tuyos nos vencieran, pero nunca apartaste tus ojos de nosotros, ¿eh?
-Claro que no. ¿Qué
clase de idiota piensas que sería si dejase todo en manos del azar? Pero ni aún
así me salieron las cosas bien. Tú, por ejemplo, fuiste uno de mis peores
errores, dejar con vida a un niño inocente... Debí haberme arrancado el Corazón
mucho antes de aquello.
-Ahora parece que te
orbita muy bien. ¿Cómo le has enseñado, también te da la patita?
-Ja, ja, ja, ja. Qué
bromista, supongo que eso lo heredarías de tus padres adoptivos, ni Alma ni
Karo eran así.
-¿Alma y Karo? ¿Son
mis padres?
-¿Shirei no te habló
de ellos? Parece que tu hermano es más reservado de lo que pensaba.
-No les tengo ningún
cariño, nunca les conocí, pero les mataste sin piedad, sólo vinieron aquí a
vivir en paz y té les quitaste eso.
-Supongo que fue una
idiotez pensar que podríamos ser aliados después de lo que hice. No tener Corazón
te hace perder algunas cosas, pero no la perspectiva.
-Aún no has
respondido a mi pregunta.
-¿Esto? Bueno, es
algo que aprendí con los años. Sabes cuál fue la razón de que me lo arrancara,
¿no?
-La madre de Eleone...
-La madre de Eleone...
-Sí, ella... No había
ser vivo al que ella conociera que no acabase teniendo un profundo afecto hacia
aquella mujer.
-Y aún así fuiste tú
quien la mató.
-¡Yo no la maté!
Cuida tus palabras, muchacho. Ella fue lo único que aprecíe en mi vida, no
tienes ni idea...
-Pero murió por tu
culpa.
-¡Ella se suicidó!
Se... se deshizo de sus poderes, se los dio a esas... pequeñas heroínas que
intentan parecerse a ella. Pero nunca lo conseguirán. Nunca serán como ella.
Nunca...
-Le ibas a quitar la
llave, sabías que de eso no se salvaría.
-Jamás tuve
esperanzas en poder superarla. Le ataqué y... gané, cuando lo hice me sorprendí,
pensaba que ella me mataría, sólo ella tenía el derecho de hacerlo, de acabar
con mi existencia, pero en vez de eso... me obligó a que fuera al revés. A veces
pienso... que ella seguía teniendo esperanzas en mí.
-¿Y le harás creer
que se equivocaba?
-¡Se equivocaba!
Se... equivocaba, pero... a la vez no... Yo he sido el único, mientras todos
eraís niños, que hacía algo por enfrentarse a la amenaza de los Avatares.
-Supongo que es lo
que te dices a ti mismo para poder dormir cada noche.
-Ja... Puede... Pero
ya da igual, no puedo traerla de vuelta, tuve que seguir adelante con mi plan a
su manera.
-Y llevarte a todo el
que fuera necesario por delante.
-¿Acaso tú no has
hecho lo mismo?
-Yo no he matado a nadie.
-Yo no he matado a nadie.
-¿Matar? ¿Herir? Qué
más da, no dudaste en quitarte de en medio a Eleone cuando te molestó. Y creo
que hiciste lo mismo con el muchacho que no tenía Corazón.
-...no tengo que
darte explicaciones de mis actos.
-Ajajajaja. No, claro
que no. Sólo quería que te dieras cuenta de que no somos muy diferentes. Ambos
luchamos por lo mismo y de la misma forma, sin importarnos las consecuencias
siempre y cuando salvemos el Reino de la Luz.
-Sólo que tú cruzaste
una línea que yo nunca cruzaré. Y debes ser castigado por ello, no importa el
poder que tengas, ni las posibilidades que tuviéramos de tener éxito con tu
ayuda. Debes ser detenido, hay que pararte. Mereces ser castigado.
-¿Y a eso vienes? ¿A
hacer de juez y verdugo? Ja... Está bien, sigamos tu juego. Ya me has juzgado,
soy culpable, debo morir, pero... ¿cómo vas a hacer eso?
En ese momento Caos
chascó los dedos de ambas manos y tanto Ánima como Jormurgand aparecieron a
sendos lados del Señor de la Oscuridad.
-¿No te has
preguntado que he estado haciendo este tiempo antes de buscarte?
-¿...?
-No eres el único que
sabe esos truquitos, Caos. ¿Ahora ya sabes por qué fingí querer ser tu aliado?
-¿Qué quieres decir?
-Sólo necesitaba una
cosa de ti.
Keiro sonrió e
imitando los gestos de Caos chasqueó sus dedos y a ambos lados del chico
surgieron Valigarmanda y Átomo.
-¡...!
-Sólo quería saber cómo
lo hacías para poder hacerlo por mí mismo.
-¿Cómo has...?
-¡Aquí está tu
verdugo, Caos!
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