martes, 19 de febrero de 2013

Capítulo 14: Sabios de la Oscuridad

Recomiendo escuchar esta canción mientras lees:

http://www.youtube.com/watch?v=s1dUh2wmXUs
 
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Alexander y Eleone consiguieron un salvoconducto para subir a bordo del Jardín de los SeeD, Merlín la había puesto en un sueño profundo para que no sufriera, el resto esperó en Camelot ayudando en la reconstrucción.
 
-Te vas a poner bien, te lo prometo.
 
Salieron de la nave transporte y allí les esperaba su guía, una joven bastante alegre de cabello castaño que no tardó en asaltarles con sus preguntas.
 
-Hola, hola. ¿Sois la parejita de Elegidos?
-...
-Yo soy vuestra guía, encantada.
-E-encantado... ¿nos podrías llevar ante Edea?
-¿Ante mamá Ede? Ahora mismo no puede, está un poco ocupada, os serviré de guía para...
-¿No puede?
-¿Mmm?
-¿Entonces para qué nos han dejado subir?
-Bueno, no he dicho que no pueda nunca, sólo que ahora mismo, en este momento, a esta hora, en este instante... no puede...
-¿Y tenemos que esperar mucho?
-No creo...
-¿No crees? ¿Ni siquiera lo sabes?
-Bueno... no es que no... vale, sí, no lo sé. Pero eso no significa que...
-¡¿Así nos quieren ayudar?!
-Ey, cálmate.
-¿Que me calme? Mi protegida y prometida está al borde de la locura, ¿y quieres que me calme?
-Lo siento. ¿Es ésa?
-Sí.
-Qué mona. Bueno, hagamos una cosa, os llevo ante el comandante y que él decida.
-¿El comandante?
-Sí, es mi amigo, se llama...
-No quiero sonar descortés, pero me da igual su nombre, sólo quiero que...
-Claro, claro, tienes razón. Venga, vamos. Vamos, corre. Venga, venga.
 
Alexander cogió a Eleone en brazos y siguió a la joven hiperactiva por varios pasillos y ascensores hasta que llegaron a lo que parecía lo alto del Jardín, donde estaba el despacho del comandante y el timón.
 
-¿Comandante? ¿Comandante?
-Genial. Ahora no está.
-Mmm... qué raro, nunca sale de aquí. A no ser que...
-Chss (Que no me diga que ha salido de la nave).
-...haya salido de la nave.
 
Alexander chocó cómicamente su mano derecha contra su frente.
 
-¿Y no puede ser que simplemente esté durmiendo o descansando?
-¡Aiba! No había caído en eso.
-...
-Espera, voy a su dormitorio. No tardo nada. Pero nada nadita. En un momento estoy aquí. Pero que no...
-¿Quieres ir, por favor?
-Está bien, está bien.
 
La joven hiperactiva desapareció y Alexander se acercó a un sillón que había allí donde depositó suavemente a Eleone, la acarició y le apartó los pelos de la cara.
 
-Me pregunto si en el letargo que te ha sumido Merlín puedes tener sueños. O sólo es como si estuvieras...
-Ahí está, comandante.
-¿...?
 
Alexander se levantó del lado de Eleone para encarar al susodicho comandante aunque cuando le vio sus ojos no dieron créditos, era un chaval incluso más joven que él, aunque tampoco podía quejarse, fue general de una ciudad  a esa edad.
 
-Gracias, puedes retirarte. ¿Eres el general de Eclissis?
-Sí.
-¿Y esa su reina?
-Sí.
-Ya... Yo soy el comandante. Sígueme.
 
Alexander se encogió de hombros y cogió una vez más a Eleone siguiendo al ahora comandante que les llevó de nuevo al ascensor.
 
-¿Otra vez al ascensor? ¿Edea no está aquí?
-Edea está escondida y protegida por su propia seguridad.
 
El Comandante entonces introdujo una llave en la ranura del ascensor y un nuevo piso apareció en pantalla: el sótano. Bajaron hasta ahí y salieron a una especie de almacenaje subterránea donde habían montado un pequeño "trono", allí, el joven que se había subido en la nave de mensajeros estaba al lado izquierdo de Edea, la mujer que era bien conocida como bruja, y no precisamente pasaba desapercibida por su aspecto. El Comandante pidió a Alexander que le siguiera y se posicionó al lado derecho de Edea.
 
-Gracias, hijo mío.
-Nada, mamá Ede.
-Chss (¿Mamá Ede? No le pega nada llamar a alguien así.)
 
Alexander le hizo un gesto al otro chico, el rubio y entonces se dirigió a Edea, aunque su simple apariencia y presencia le incomodaban.
 
-Hola, buenas.. Soy...
-Sé quien eres joven y qué haces aquí.

La bruja se levantó de su trono y se acercó a la reina que colgaba de los brazos de su protector. Le parecía raro a Alexander que una mujer tan buena como ella, que iba salvando gente y luchando contra Caos se dejara adorar de esa manera, protegida por sus dos "manos" y sentada en un trono. Tendría algún complejo.
 
-Mmm... ya veo... es... extraño...
-¿El qué?
-Que esta joven tenga tanto poder. No tenía que haberos dejado subir a bordo.
-¿Có-có-cómo?

Alexander no podía dar crédito a aquellas palabras, parecía que en verdad aquella no era tan buena mujer como parecía.
 
-Debería haber bajado yo.
 
En seguida Alexander se retractó de sus pensamientos y se avergonzó de sus prejuicios, aunque sus dos "manos" no parecieron estar de acuerdo con esa decisión. Parecía que aquella mujer estaba de cierta manera obligada a aceptar ese lujo y esa protección dignos de una reina.
 
-Mamá Ede, ya sabes que...
-Sí, sí, lo sé mis niños, lo sé. Pero esta chica es mucho más importante. Tiene en su interior el Corazón de un Mundo, alejarlo tanto de su origen puede ser perjudicial para ella y para el propio Mundo. Y ni siquiera nosotros podemos permitir eso.
 
El joven de la derecha, el que no era rubio se llevó la mano a la cara apesadumbrado y entonces tomó una decisión.
 
-Prepararé un séquito de SeeD para que puedas bajar bien protegida, mamá Ede.
-Eso no hará falta, hijo mío. Con que bajéis los dos conmigo me sentiré protegida.
-¿Los dos? Pero...
-Venga, nene enamoradizo, no seas quejica. Hace mucho que no luchas, así te desoxidas un poco.

El chico se volvió a llevar la mano a la cara algo molesto por aquella situación y de ver como todos estaban en su contra, hasta a Alexander le pareció raro.
 
-No se hable más, pues. Marchémonos ya.
-¡¿Ya?! Pero no he preparado nada.
-Tranquilo, mi niño. Todo saldrá bien.
-Venga nenaza, será divertido.
 
Una vez más el chico se llevó la mano a la cara molesto y decidió no protestar más.
 
-Gracias, Edea.
-Ya me las darás cuando salve a esa muchacha. Vamos.
 
Y los cuatro salieron de aquel lugar.

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Mientras, en algún Mundo desolado por la Oscuridad, Keiro y Bastet se encontraban con cierta figura familiar.
 
-¿Dos Elegidos que quieren verme? Sabéis que vengo acompañado, no tendréis valor para atacarme.
-Déjate de memeces, Caos. Toma.
 
Keiro sacó el grial y se lo lanzó a Caos que le cayó a los pies iluminándole la cara. Sabía que no podría cogerlo.
 
-¿Es una trampa?
-¿Qué clase de trampa puedo prepararte rodeado y con una copa de oro?
-...
 
Caos se agachó y tomo el poder del grial, lo último que le faltaba para completar su ritual.
 
-Es el real... ¿por qué? ¿Cuál es el truco?
-No hay truco.
-Nadie regala nada a nadie gratis. Y mucho menos traicionando a sus amigos.
-Tómatelo como quieras. No nos importa.
 
Keiro hizo un amago para llevarse a Bastet de allí pero Caos les detuvo.
 
-¡Espera!
-¿Qué quieres?
-¿No te unirías a mí?
 
Keiro miró a Bastet cómplice y luego le devolvió la mirada a Caos.
 
-No querías fiarte de mí por una mierda de copa y ahora quieres que me una a ti.
-¿Una mierda de copa? ¿Eso es para ti? Bueno, no importa... Me has dado lo que querías y no hay ninguna explicación lógica por la que quisieras traicionar a tus amigos y darme lo que quería. Me caes bien.
-En realidad si hay una explicación lógica.

De un Portal de Oscuridad surgió un homber bastante alto y cubierto con una armadura, tenía el pelo rubio y largó y levitaba con una vara en su mano.
 
-¿...?
-Eres demasiado estúpido, Caos. Suerte que nos tienes a nosotros.
-¿Cómo te atreves?
-Es obvio porque quieren unirse a ti, Caos.
-...
-Así podrán desenmascarar todas nuestras estrategias, secretos y miembros. Y no nos conviene.
-Está bien, pues nos vamos.
 
Keiro volvió a tirar de Bastet y abrió un portal de Oscuridad.
 
-Te estaremos vigilando, Elegido.
 
De repente el tiempo pareció detenerse y Caos apareció al lado de Keiro diciéndole una rápida cosa al oído.
 
-Chss (Vuelve a Lufenia en una hora justa. Tenemos que hablar)
 
Y tras eso el tiempo volvió y Keiro terminó de meterse por el Portal con Bastet.
 
-¿Qué te ha dicho?
-Que quería verme en Lufenia en una hora.
-¿Te fías?
-Si nos hubiera querido atacar ése era el mejor momento. Tenía a Ánima y a sus servidores. Iré yo solo.
-Pero Keiro...
-Tranquila. Ya sabes quién más anda por Lufenia, ¿no?
-Shirei... claro, él te protegería si te pasara algo.
-Así que no te preocupes. La verdad es que no debí haberte metido en esto. Deberías haberte quedado al margen.
-No... No. Está bien así. Contigo hasta el final, ¿no?
-...
-Contra viento y marea.
 
A la hora después, Keiro apareció en los confines de Lufenia donde Caos le esperaba, no había ninguno de sus servidores ni el aura intranquila que liberaba Ánima.
 
-Has venido.
-Si pensaras que no iba a venir no me lo habrías pedido.
-Cierto. Cierto.
-¿Qué quieres de mí?
-La verdad.
-¿La verdad?
-Mi recompensa por tu regalo. Seguro que quieres saber que ocurrió aquí hace veintiún años. Cuando la estúpida de Arturia me perseguía.
-No hace faltar ofender a gente que se merece nuestro respeto para contar una historia.
-Puede que tengas razón... siempre fue una respetable enemiga. Quizás demasiado.
-Al grano, Caos.
-Me pregunto que te habrá contado Shirei al respecto. Él también era muy joven cuando todo ocurrió, no sabía toda la verdad.
-¿Quieres hacerle salir?
-No hace falta. Seguro que nos está escuchando igualmente. Nunca fue muy discreto.
-...
-¿Quieres escucharlo entonces?
-Claro. Pero quiero dejarte una cosa clara, Caos. Da igual lo malvados que puedas hacer parecer a mis padres, eran mi familia y algún día les vengaré.
-Seguro que lo harás.
-...
-Bien, como ya sabrás parte de la historia sólo haré un resumen... Hace veinticinco años yo era el simple servidor de un rey de un Mundo ya caído en desgracia, pero uno muy poderoso, se me había permitido blandir una Llave espada y usarla en nombre del Reino de la Luz para purgar a los Sincorazón.
-¿Tienes idea de como llegaron al Reino de la Luz?
-Durante mucho tiempo pensé que igual que tu familia.
-¿...?
-Que entraron por la grieta dimensional que usaron para venir aquí.
-¿Y no es así?
-No. Es mucho más interesante porque todo el Mundo cree que los Sincorazón se generaron en el Reino de la Oscuridad.
-¿Qué quieres decir?
-Los Sincorazón nacen de la Oscuridad de un Corazón. ¿De verdad crees que Corazones tan llenos de Oscuridad como los de tu especie hubieran creado hordas de Sombras?
-...
-El Reino de la Luz es el único responsable de la existencia de los Sincorazón.

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