miércoles, 10 de octubre de 2012

Capítulo 2: La reunión -Parte 2-



Recomiendo escuchar esta canción mientras lees:

http://www.youtube.com/watch?v=HwbTPnI-LOc

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La comida fue inusualmente rápida, se notaban las ganas que había en seguir hablando del tema. Las sillas, butacas y los dos tronos volvieron a ser ocupados en el mismo orden de antes y un nuevo tema salió en poco tiempo.

-Hay una cosa que me gustaría mostraros.

Tras decir eso, Jaleel se concentró e invocó a Espectro, su fiel invocación. El parecido con la criatura mostrada por Ark era bastante pero distaban en varias cosas.

-¿Una invocación?
-Sí. Es mi invocación, se llama Espectro. No pude evitar sacarle algunos parecidos con la criatura que mostraste.
-Sí, los tiene. Pero aquella criatura desprendía Oscuridad. Ésta, bueno… no desprende nada.
-Espectro, ¿no sabrías decirnos qué son esas cosas?
-No. Me temo que no. En realidad no tengo recuerdos de antes de encontrarme contigo, Jaleel.
-¿…y eso?
-No lo sé. Creo que nos pasa a todas las invocaciones, no solo a mí.
-Eso ex extraño.

Espectro volvió a desaparecer dejando a todos un poco igual como antes.

-Quizás tu invocación era uno de ellos hasta que algo lo purificó o puede que sea otra cosa, pero si no tiene recuerdos. No es muy útil que digamos.
-Ya…
-Lo único que hemos sacado en claro de esto es que las invocaciones sólo pueden ayudarnos en batalla y que no sabemos de donde provienen.
-¡Eso no es verdad!
-¿Bastet?
-¿Recuerdas, Keiro? Puede que no sepamos que pasó en esa habitación, pero vimos a aquel hombre dándole aquella invocación a Zero.
-¿A mí? ¿Cuándo?
-En... en el futuro...
-¡¿Y cuándo estuvistéis en el futuro?!

Cyan les miró curioso, debió ser en aquel momento de desorientación.

-No... no podemos contaros el cómo, solo el qué...
-...
-Vimos a un hombre encapuchado y totalmente tapado que era quien le daba su invocación a Zero. Debió ser él.
-Pero no sabemos quien es, pelirroja. No ayuda en nada.
-Ya...

Después de eso, Cyan se levantó recuperado de su pena para decir algo que merecía total atención.

-Hay algo, joven majestad, que he mantenido oculto durante la reunión porque no he reunido las fuerzas suficientes, pero creo que quizás ayude que sepáis la procedencia de Caos.
-¿Su procedencia? ¿Lo sabes, maestro Cyan?
-Sí. Él era uno de los nuestros.
-¡¿Era un Elegido?!

A eso Cyan afirmó únicamente con un severo movimiento de cabeza que terminó inclinando hacia abajo para clavar los ojos en el suelo.

-Su nombre era Onrac. Junto a mí, Garland y Yensid, fuimos entrenados por nuestro gran maestro, Noah.
-¿Y cómo acabo así?
-La Oscuridad, se dejó engullir por ella. Perdió su Llave espada y para no perder su cuerpo se arrancó el Corazón. Ya os dije que nuestra generación tuvo problemas contra la Oscuridad. Sólo Yensid y yo conseguimos mantenernos al margen de la Oscuridad. Garland la utilizó para sus experimentos y Onrac se convirtió en Caos. Fuimos un fracaso. No pudimos evitarlo.
-La culpa no es tuya, Cyan. Caos es su propio creador. Pero, ¿cómo se convirtió en lo que es?
-Todos le perdieron la pista tras que matara a tu madre, todos excepto Yensid.
-¿Yensid?
-Siempre tuvo un ojo en él esperando a que moviera ficha, pero se escondió en el Reino de la Oscuridad. Allí tiene su base.
-Si quisiéramos atacarle, ya sabemos al menos donde se esconde.
-Keiro… El caso es que hace unos años volvió al Reino de la Luz y Yensid le observó, fue cuando buscó a nuevos aliados y uno de ellos le consiguió el poder de cuatro cristales oscuros.
-¿Cristales oscuros?
-Una gran fuente de magia en forma de cristal. La magia cuando es muy poderosa y se condensa se convierte en ese tipo de cristal. Aquellos cristales fueron custodiados en cierto Mundo, pero Caos se hizo con ellos. Esos cristales le dieron muchos poderes, entre ellos convertirse en el monstruo al que vistéis.
-Ya veo… De ahí proviene su poder.
-¿Hay alguna manera de desproveerle de esos cristales?
-La hay. Pero… no es factible.
-¿Qué implica, maestro?
-Esos cristales de Oscuridad tienen una contraparte, unos cristales de Luz que fueron protegidos en el mismo Mundo que atacó Caos. Pero no podéis sacar los cristales de ese Mundo o se destruiría.
-O sea que la única manera que nos queda, es destruirle tal y como es.
-Algo difícil. Pero no imposible.
-Bueno, hemos sacado bastante cosas en claro de esta conversación, ¿alguien hace un resumen?
-Dejadme a mí majestad. Creo que he reunidos todos los datos necesarios durante la comida.

Ark se mostró voluntario, parecía bastante emocionado con la idea de unir los cabos.

-Parece que hace muchos años, un gran mestro conocido como Noah se hizo con cuatro aprendices para proteger el Reino de la Luz. El maestro Cyan, el gran hechicero Yensid, el misterioso Onrac y el gran científico Garland. Su pelea contra la Oscuridad tuvo muchas repercursiones y decidieron idear una estrategia para luchar contra ésta e investigando descubrieron a las Princesas del Corazón. Siete mujeres de sangre real con un Corazón puro hecho de Luz, su utilidad: proteger el Reino de la Luz a través del Reino de los Corazones. La hija de Garland, Arturia, pareció ser una de ellas y tras mucho meditarlo, Garland decidió experimentar con ella para poder usar su Luz para usarla en su lucha. Tras muchos intentos crearon las Semillas de Luz que con el tiempo germinarían y se transformarían en los Avatares de la luz, mujeres capaces de controlar la Luz y los Corazones. Arturia entonces, con el poder de la Princesa del Corazón y un Avatar de la Luz, fue escogida de la nueva generación para liderar un contra ataque contra la Oscuridad. Onrac, caído en la Oscuridad y ahora conocido como Caos fue su enemigo que controlaba las horas de Sincorazón. De una manera misteriosa, Caos consiguió traer a nuestro Mundo a Ánima, uno de los Cuatro Dioses Oscuros, criaturas de gran poder que durante milenios lucharon por el poder en el Reino de la Oscuridad el cual quedó destruido y desprovisto de vida tras aquello. Con Ánima en su poder, Caos era invencible, destruyó Mundos, arrasó pueblos, mató Elegidos… hasta que Arturia y sus nuevo cuatro compañeros: Hilda, Zelda, Adam y Tristán le hicieron frente. Arturia consiguió detener a Ánima con sus poderes de Avatar de la Luz y sus cuatro compañeros creyeron herir de gravedad a Caos, pero escapó para reagruparse. La ahora reina Arturia que se casó con el rey de Eclissis, selló a Ánima bajó este castillo convirtiéndose en la Llave gracias a una poderosa energía azul conocida como Aura, concebida gracias a los poderes unidos de los cinco Elegidos. Tras unos años, Arturia descubrió que Caos seguía vivo y que querría liberar a Ánima, así que totalmente confiada en que su descendencia tendría la clave para acabar con el Elegido caído, le pasó los poderes de la Llave a su hija pequeña y al joven Jaleel antes de morir a manos de Caos.

Tan pronto como terminó aquella frase Arkleus, unos aplausos se pudieron escuchar como eco en toda la habitación y tras buscar el origen del sonido, todos pudieron ver a un hombre de pelo negro recogido en una larga coleta y tez oscura sentado en una de las vigas del techo de la sala del trono, vestía una larga camisa blanca a modo de gabardina abierta y unos pantalones de cuero negro, tenía los ojos vilmente amarillos como los de Keiro. Desde ahí arriba se tiró, pero pareciendo anular en cierta parte la gravedad, cayó como flotando.

-Que historia más conmovedora. Se me ha saltado una lágrima.

Todos los presentes se pusieron en guardia ante la intromesión de aquel desconocido, Zero y Alexander saltaron en frente de sus reinas invocando sus armas, Eleone y su hermana se levantaron sorprendidas mirando al sujeto, el resto de Elegidos también se levantaron invocando sus Llaves espadas, Hilda y Zelda se pusieron delante de sus protegidas, Ark que era el más cercano al individuo se echó hacia atrás cogiendo con velocidad sus utensilios, Cyan atento saltó al centro de la estancia invocando su poderosa arma, por último Blanck desde la puerta se quedó observando intrigado.

-¡¿Quién eres?!
-Ahhh… la pregunta de siempre. ¿No podemos ser un poco más originales?
-¡Que te identifiques!
-Cuánta agresividad.

De pronto todos le perdieron la vista.

-¿Dónde ha ido?
-Dígame, reina Eleone, ¿tiene un momento para mí?
-¡¿Cómo?!

Todos se giraron con velocidad para ver al hombre sentado tranquilamente en el reposabrazos del trono de Eleone. La reina se asustó bastante frente a aquella sobrehumana velocidad, aunque pronto Alexander atacó obligando a aquel hombre a saltar y quedarse extrañamente pegado en una de las paredes totalmente de pie, como si la gravedad no fuese un impedimento para él.

-Tranquilos, tranquilos. No tengo intención de hacer daño a nadie o ya lo hubiera hecho. Decidme, majestad, ¿no queréis oír mis palabras de aviso?
-¡¿Aviso de qué?! ¡¿Por qué estás aquí?! ¡¿Cómo has burlado la seguridad y cómo has atravesado la barrera?!
-Mmm… demasiadas preguntas. Yo sólo he venido a avisaros, majestad. No tengo intención de responder a nada más.
-¡¿Y cuál es tu aviso?!
-Rendíos.
-¡¿Cómo?!
-Rendíos. Aprovechad el tiempo que os queda de vida disfrutando. Lo que está por venir es muy superior a vosotros y no tenéis nada que hacer.
-¿Cómo dices?
-Ya me habéis oído, majestad. El Reino de la Luz va a dejar de existir muy pronto y no podéis hacer nada para evitarlo. Dejad de luchar en vano y aprovechad el tiempo que os queda. Es mi consejo.
-¿Vienes a amenazarme a mi castillo y encima tienes el morro de quitarle importancia?
-No he amenazado a nadie y sólo os estoy avisando. Tomaros mi advertencia como os dé la gana. Sólo quería que lo supiérais.

Una especie de distorsión espacial se realizó en torno a aquel hombre que desapareció siendo engullido por ésta. Aquella extraña visita había dejado a todos perplejos y sus amenazantes palabras asustados.

-¡¿Quién era ése?!
-Esos ojos…
-¡¿Nadie lo sabe?!, ¡¿aparece un nuevo enemigo en mi castillo y nadie sabe quién es?!
-Keiro, ¿estás bien?
-Tenía esos ojos de Oscuridad como los míos. Ni siquiera Caos y sus secuaces tienen nada parecido.
-¿Qué significa eso?
-No lo sé. Su piel, sus ojos. Pero no tenía el pelo blanco.
-¿Váis a tomaros sus palabras en serio, majestad?

Cyan sacó de sus ensoñaciones a Keiro y de su ira a Eleone con sus palabras.

-No lo sé, ¿debería?
-No sé quien era, pero… no era un secuaz de Caos. Tenía Corazón y… había Oscuridad en él, pero aún así… no la necesitó para entrar y salir de aquí, usó magia. No corriente, pero magia.
-¿No corriente? ¡Distorsionó el espacio! Eso no es magia nada corriente.
-¿Distorsionó el espacio?
-Sí, Eryn. Tú sabes hacer algo parecido con tu magia espacial. Es cuando manipulas el espacio con tal poder que te puedes mover a cualquier sitio que desees sin moverte ni un centímetro. Lo que mueves es el espacio. Sin duda ese tipo era un hechicero muy poderoso.
-Razón de más para no tomarse sus palabras como tonterías, reina Eleone. No digo que dejemos a Caos de lado, pero no deberíamos ignorar sus palabras.
-Ha dicho claramente que nos quedan los días contados y que tiene intención de destruir el Reino de la Luz. No sólo no deberíamos no ignorar sus palabras si no que deberíamos hacer algo al respecto.
-Ni siquiera sabemos quién es, Zelda. Y no ha usado un Portal de Oscuridad. No podemos seguirle.
-Seguir hablando de esto no tiene sentido. Deberíamos ir al Reino de la Oscuridad a darle su merecido a Caos y cuando acabemos con él nos pondremos a buscar a este otro sujeto.
-Odio decirlo, pero Blanck tiene razón.
-¿Atacar a Caos?, Cyan, ¿crees que él puede saber algo de este tipo?
-No lo sé. Aunque tampoco creo que sea inteligente llevar la batalla al cuartel de Caos.
-¿Y nos quedamos de brazos cruzados esperando que vuelva?
-No he dicho eso, Keiro. Pero ir a buscar a Caos al Reino de la Oscuridad no es una buena idea, allí vuestros poderes mermarían y habrá muchísimos Sincorazón.
-Por no mencionar que sólo hay una manera de ir y no voy a dejarte usarla, Keiro.
-Entonces, ¿qué hacemos?
-Zelda y yo nos llevaremos a Kida y Mérida de vuelta a su Mundo para protegerlas. Desde allí intentaremos usar sus Corazones para buscar a las tres Princesas que quedan. Algo me dice que tener a las Princesas de nuestra parte nos servirá en el momento oportuno.
-Si las palabras de ese tipo eran ciertas, necesitaremos el Reino de los Corazones para protegernos.
-¿Y en cuanto a Caos? Es obvio que volverá y no quiero esperarle a que vuelva a atacar Eclissis.
-Creo que en eso deberías usar la carta de Yensid, majestad.
 -¿La carta de Yensid? Es verdad. Eleone, ¿qué ponía en ella?
-¿Tú crees, Cyan? No sé si… tengo miedo.
-¿Qué ponía, Eleone?

La reina volvió a sacar la carta y se la puso en el pecho esperando que aquello le diera una respuesta.

-Yensid quiere usar el resto de Avatares de la Luz para atacar a Caos, pero… lo que yo veía…
-¿Qué ocurre, Eleone?
-El sueño recurrente que tenía viendo como las luces se apagaban… no eran Mundos lo que veía, lo que veía apagarse eran Avatares. Y sólo quedaba una Luz en mi sueño.
-¿Quieres decir que Danna era la última?
-A parte de mí, sí.
-Ellos las estaban buscando.
-¿Cómo dices?
-Caos no estaba atacando Mundos al azar…
-¿Maestro Cyan?
-Él sabía bien cuales eran los únicos que podían oponérsele… Yo y por eso atacó Chrystales… Los Avatares de la Luz y por eso acabó con todos… Necesitaba a Ánima y por eso atacó Eclissis… Sabía que Yensid era de Excálibur y por eso acabó con todos sus hechiceros…
-¿La única razón por la que atacó mi Mundo fue para acabar con Danna?
-Sí.
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-¿Y atacó Paraíso porque veía a sus hechiceros como una amenaza por culpa de Yensid?
-Sí.
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-Esto es horrible. Caos va muchos pasos por delante de nosotros.
-Pero fracasó en muchos de sus intentos. No acabó conmigo, majestad. Salvastéis Excálibur, protegistéis el sello, queda un Avatar… Aún no está perdido. Debemos contraatacar.
-Contraatacar… Pero has dicho que es una locura buscarles en el Reino de la Oscuridad.
-Sé lo que he dicho, pero… podríamos atraerles a donde queramos. Tenemos lo que quieren.
-A mí.
-Y a mí.
-¿Quieres que use a mi hermana y a Jaleel de cebo?
-Es tu decisión, majestad. Pero es la única manera de sacar la batalla de Eclissis.
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