Recomiendo escuchar
esta canción mientras lees:
http://www.youtube.com/watch?v=HwbTPnI-LOc
______________________________________________________________________
La comida fue inusualmente rápida, se notaban las ganas que había en seguir hablando del tema. Las sillas, butacas y los dos tronos volvieron a ser ocupados en el mismo orden de antes y un nuevo tema salió en poco tiempo.
______________________________________________________________________
La comida fue inusualmente rápida, se notaban las ganas que había en seguir hablando del tema. Las sillas, butacas y los dos tronos volvieron a ser ocupados en el mismo orden de antes y un nuevo tema salió en poco tiempo.
-Hay una cosa que me
gustaría mostraros.
Tras decir eso,
Jaleel se concentró e invocó a Espectro, su fiel invocación. El parecido con la
criatura mostrada por Ark era bastante pero distaban en varias cosas.
-¿Una invocación?
-Sí. Es mi invocación,
se llama Espectro. No pude evitar sacarle algunos parecidos con la criatura que
mostraste.
-Sí, los tiene. Pero
aquella criatura desprendía Oscuridad. Ésta, bueno… no desprende nada.
-Espectro, ¿no sabrías
decirnos qué son esas cosas?
-No. Me temo que no.
En realidad no tengo recuerdos de antes de encontrarme contigo, Jaleel.
-¿…y eso?
-No lo sé. Creo que
nos pasa a todas las invocaciones, no solo a mí.
-Eso ex extraño.
Espectro volvió a
desaparecer dejando a todos un poco igual como antes.
-Quizás tu invocación
era uno de ellos hasta que algo lo purificó o puede que sea otra cosa, pero si
no tiene recuerdos. No es muy útil que digamos.
-Ya…
-Lo único que hemos sacado en claro de esto es que las invocaciones sólo pueden ayudarnos en batalla y que no sabemos de donde provienen.
-¡Eso no es verdad!
-¿Bastet?
-¿Recuerdas, Keiro? Puede que no sepamos que pasó en esa habitación, pero vimos a aquel hombre dándole aquella invocación a Zero.
-¿A mí? ¿Cuándo?
-En... en el futuro...
-¡¿Y cuándo estuvistéis en el futuro?!
Cyan les miró curioso, debió ser en aquel momento de desorientación.
-No... no podemos contaros el cómo, solo el qué...
-...
-Vimos a un hombre encapuchado y totalmente tapado que era quien le daba su invocación a Zero. Debió ser él.
-Pero no sabemos quien es, pelirroja. No ayuda en nada.
-Ya...
Después de eso, Cyan
se levantó recuperado de su pena para decir algo que merecía total atención.
-Hay algo, joven
majestad, que he mantenido oculto durante la reunión porque no he reunido las
fuerzas suficientes, pero creo que quizás ayude que sepáis la procedencia de
Caos.
-¿Su procedencia? ¿Lo
sabes, maestro Cyan?
-Sí. Él era uno de
los nuestros.
-¡¿Era un Elegido?!
A eso Cyan afirmó únicamente
con un severo movimiento de cabeza que terminó inclinando hacia abajo para
clavar los ojos en el suelo.
-Su nombre era Onrac.
Junto a mí, Garland y Yensid, fuimos entrenados por nuestro gran maestro, Noah.
-¿Y cómo acabo así?
-La Oscuridad, se dejó
engullir por ella. Perdió su Llave espada y para no perder su cuerpo se arrancó
el Corazón. Ya os dije que nuestra generación tuvo problemas contra la
Oscuridad. Sólo Yensid y yo conseguimos mantenernos al margen de la Oscuridad.
Garland la utilizó para sus experimentos y Onrac se convirtió en Caos. Fuimos
un fracaso. No pudimos evitarlo.
-La culpa no es tuya,
Cyan. Caos es su propio creador. Pero, ¿cómo se convirtió en lo que es?
-Todos le perdieron
la pista tras que matara a tu madre, todos excepto Yensid.
-¿Yensid?
-Siempre tuvo un ojo en él esperando a que moviera ficha, pero se escondió en el Reino de la Oscuridad. Allí tiene su base.
-Siempre tuvo un ojo en él esperando a que moviera ficha, pero se escondió en el Reino de la Oscuridad. Allí tiene su base.
-Si quisiéramos
atacarle, ya sabemos al menos donde se esconde.
-Keiro… El caso es
que hace unos años volvió al Reino de la Luz y Yensid le observó, fue cuando
buscó a nuevos aliados y uno de ellos le consiguió el poder de cuatro cristales
oscuros.
-¿Cristales oscuros?
-Una gran fuente de
magia en forma de cristal. La magia cuando es muy poderosa y se condensa se
convierte en ese tipo de cristal. Aquellos cristales fueron custodiados en
cierto Mundo, pero Caos se hizo con ellos. Esos cristales le dieron muchos
poderes, entre ellos convertirse en el monstruo al que vistéis.
-Ya veo… De ahí
proviene su poder.
-¿Hay alguna manera
de desproveerle de esos cristales?
-La hay. Pero… no es
factible.
-¿Qué implica,
maestro?
-Esos cristales de
Oscuridad tienen una contraparte, unos cristales de Luz que fueron protegidos
en el mismo Mundo que atacó Caos. Pero no podéis sacar los cristales de ese
Mundo o se destruiría.
-O sea que la única
manera que nos queda, es destruirle tal y como es.
-Algo difícil. Pero
no imposible.
-Bueno, hemos sacado
bastante cosas en claro de esta conversación, ¿alguien hace un resumen?
-Dejadme a mí
majestad. Creo que he reunidos todos los datos necesarios durante la comida.
Ark se mostró
voluntario, parecía bastante emocionado con la idea de unir los cabos.
-Parece que hace
muchos años, un gran mestro conocido como Noah se hizo con cuatro aprendices
para proteger el Reino de la Luz. El maestro Cyan, el gran hechicero Yensid, el
misterioso Onrac y el gran científico Garland. Su pelea contra la Oscuridad
tuvo muchas repercursiones y decidieron idear una estrategia para luchar contra ésta e investigando descubrieron a las Princesas del Corazón. Siete mujeres
de sangre real con un Corazón puro hecho de Luz, su utilidad: proteger el Reino
de la Luz a través del Reino de los Corazones. La hija de Garland, Arturia,
pareció ser una de ellas y tras mucho meditarlo, Garland decidió experimentar
con ella para poder usar su Luz para usarla en su lucha. Tras muchos intentos
crearon las Semillas de Luz que con el tiempo germinarían y se transformarían
en los Avatares de la luz, mujeres capaces de controlar la Luz y los Corazones.
Arturia entonces, con el poder de la Princesa del Corazón y un Avatar de la
Luz, fue escogida de la nueva generación para liderar un contra ataque contra
la Oscuridad. Onrac, caído en la Oscuridad y ahora conocido como Caos fue su
enemigo que controlaba las horas de Sincorazón. De una manera misteriosa, Caos
consiguió traer a nuestro Mundo a Ánima, uno de los Cuatro Dioses Oscuros,
criaturas de gran poder que durante milenios lucharon por el poder en el Reino
de la Oscuridad el cual quedó destruido y desprovisto de vida tras aquello. Con
Ánima en su poder, Caos era invencible, destruyó Mundos, arrasó pueblos, mató
Elegidos… hasta que Arturia y sus nuevo cuatro compañeros: Hilda, Zelda, Adam y
Tristán le hicieron frente. Arturia consiguió detener a Ánima con sus poderes
de Avatar de la Luz y sus cuatro compañeros creyeron herir de gravedad a Caos,
pero escapó para reagruparse. La ahora reina Arturia que se casó con el rey de
Eclissis, selló a Ánima bajó este castillo convirtiéndose en la Llave gracias a
una poderosa energía azul conocida como Aura, concebida gracias a los poderes
unidos de los cinco Elegidos. Tras unos años, Arturia descubrió que Caos seguía
vivo y que querría liberar a Ánima, así que totalmente confiada en que su
descendencia tendría la clave para acabar con el Elegido caído, le pasó los
poderes de la Llave a su hija pequeña y al joven Jaleel antes de morir a manos
de Caos.
Tan pronto como
terminó aquella frase Arkleus, unos aplausos se pudieron escuchar como eco en
toda la habitación y tras buscar el origen del sonido, todos pudieron ver a un
hombre de pelo negro recogido en una larga coleta y tez oscura sentado en una
de las vigas del techo de la sala del trono, vestía una larga camisa blanca a
modo de gabardina abierta y unos pantalones de cuero negro, tenía los ojos
vilmente amarillos como los de Keiro. Desde ahí arriba se tiró, pero pareciendo
anular en cierta parte la gravedad, cayó como flotando.
-Que historia más
conmovedora. Se me ha saltado una lágrima.
Todos los presentes
se pusieron en guardia ante la intromesión de aquel desconocido, Zero y
Alexander saltaron en frente de sus reinas invocando sus armas, Eleone y su
hermana se levantaron sorprendidas mirando al sujeto, el resto de Elegidos
también se levantaron invocando sus Llaves espadas, Hilda y Zelda se pusieron
delante de sus protegidas, Ark que era el más cercano al individuo se echó
hacia atrás cogiendo con velocidad sus utensilios, Cyan atento saltó al centro
de la estancia invocando su poderosa arma, por último Blanck desde la puerta se
quedó observando intrigado.
-¡¿Quién eres?!
-Ahhh… la pregunta de
siempre. ¿No podemos ser un poco más originales?
-¡Que te
identifiques!
-Cuánta agresividad.
De pronto todos le
perdieron la vista.
-¿Dónde ha ido?
-Dígame, reina
Eleone, ¿tiene un momento para mí?
-¡¿Cómo?!
Todos se giraron con
velocidad para ver al hombre sentado tranquilamente en el reposabrazos del
trono de Eleone. La reina se asustó bastante frente a aquella sobrehumana
velocidad, aunque pronto Alexander atacó obligando a aquel hombre a saltar y
quedarse extrañamente pegado en una de las paredes totalmente de pie, como si
la gravedad no fuese un impedimento para él.
-Tranquilos,
tranquilos. No tengo intención de hacer daño a nadie o ya lo hubiera hecho.
Decidme, majestad, ¿no queréis oír mis palabras de aviso?
-¡¿Aviso de qué?! ¡¿Por
qué estás aquí?! ¡¿Cómo has burlado la seguridad y cómo has atravesado la
barrera?!
-Mmm… demasiadas
preguntas. Yo sólo he venido a avisaros, majestad. No tengo intención de
responder a nada más.
-¡¿Y cuál es tu
aviso?!
-Rendíos.
-¡¿Cómo?!
-Rendíos. Aprovechad
el tiempo que os queda de vida disfrutando. Lo que está por venir es muy
superior a vosotros y no tenéis nada que hacer.
-¿Cómo dices?
-Ya me habéis oído,
majestad. El Reino de la Luz va a dejar de existir muy pronto y no podéis hacer
nada para evitarlo. Dejad de luchar en vano y aprovechad el tiempo que os
queda. Es mi consejo.
-¿Vienes a amenazarme
a mi castillo y encima tienes el morro de quitarle importancia?
-No he amenazado a
nadie y sólo os estoy avisando. Tomaros mi advertencia como os dé la gana. Sólo
quería que lo supiérais.
Una especie de
distorsión espacial se realizó en torno a aquel hombre que desapareció siendo
engullido por ésta. Aquella extraña visita había dejado a todos perplejos y sus
amenazantes palabras asustados.
-¡¿Quién era ése?!
-Esos ojos…
-¡¿Nadie lo sabe?!,
¡¿aparece un nuevo enemigo en mi castillo y nadie sabe quién es?!
-Keiro, ¿estás bien?
-Tenía esos ojos de
Oscuridad como los míos. Ni siquiera Caos y sus secuaces tienen nada parecido.
-¿Qué significa eso?
-No lo sé. Su piel,
sus ojos. Pero no tenía el pelo blanco.
-¿Váis a tomaros sus
palabras en serio, majestad?
Cyan sacó de sus
ensoñaciones a Keiro y de su ira a Eleone con sus palabras.
-No lo sé, ¿debería?
-No sé quien era,
pero… no era un secuaz de Caos. Tenía Corazón y… había Oscuridad en él, pero aún
así… no la necesitó para entrar y salir de aquí, usó magia. No corriente, pero
magia.
-¿No corriente?
¡Distorsionó el espacio! Eso no es magia nada corriente.
-¿Distorsionó el
espacio?
-Sí, Eryn. Tú sabes
hacer algo parecido con tu magia espacial. Es cuando manipulas el espacio con
tal poder que te puedes mover a cualquier sitio que desees sin moverte ni un
centímetro. Lo que mueves es el espacio. Sin duda ese tipo era un hechicero muy
poderoso.
-Razón de más para no
tomarse sus palabras como tonterías, reina Eleone. No digo que dejemos a Caos
de lado, pero no deberíamos ignorar sus palabras.
-Ha dicho claramente
que nos quedan los días contados y que tiene intención de destruir el Reino de
la Luz. No sólo no deberíamos no ignorar sus palabras si no que deberíamos
hacer algo al respecto.
-Ni siquiera sabemos
quién es, Zelda. Y no ha usado un Portal de Oscuridad. No podemos seguirle.
-Seguir hablando de
esto no tiene sentido. Deberíamos ir al Reino de la Oscuridad a darle su
merecido a Caos y cuando acabemos con él nos pondremos a buscar a este otro
sujeto.
-Odio decirlo, pero
Blanck tiene razón.
-¿Atacar a Caos?,
Cyan, ¿crees que él puede saber algo de este tipo?
-No lo sé. Aunque
tampoco creo que sea inteligente llevar la batalla al cuartel de Caos.
-¿Y nos quedamos de
brazos cruzados esperando que vuelva?
-No he dicho eso,
Keiro. Pero ir a buscar a Caos al Reino de la Oscuridad no es una buena idea,
allí vuestros poderes mermarían y habrá muchísimos Sincorazón.
-Por no mencionar que
sólo hay una manera de ir y no voy a dejarte usarla, Keiro.
-Entonces, ¿qué
hacemos?
-Zelda y yo nos
llevaremos a Kida y Mérida de vuelta a su Mundo para protegerlas. Desde allí
intentaremos usar sus Corazones para buscar a las tres Princesas que quedan.
Algo me dice que tener a las Princesas de nuestra parte nos servirá en el
momento oportuno.
-Si las palabras de
ese tipo eran ciertas, necesitaremos el Reino de los Corazones para
protegernos.
-¿Y en cuanto a Caos?
Es obvio que volverá y no quiero esperarle a que vuelva a atacar Eclissis.
-Creo que en eso
deberías usar la carta de Yensid, majestad.
-¿La carta de Yensid? Es verdad. Eleone, ¿qué
ponía en ella?
-¿Tú crees, Cyan? No
sé si… tengo miedo.
-¿Qué ponía, Eleone?
La reina volvió a
sacar la carta y se la puso en el pecho esperando que aquello le diera una
respuesta.
-Yensid quiere usar
el resto de Avatares de la Luz para atacar a Caos, pero… lo que yo veía…
-¿Qué ocurre, Eleone?
-El sueño recurrente
que tenía viendo como las luces se apagaban… no eran Mundos lo que veía, lo que
veía apagarse eran Avatares. Y sólo quedaba una Luz en mi sueño.
-¿Quieres decir que
Danna era la última?
-A parte de mí, sí.
-Ellos las estaban
buscando.
-¿Cómo dices?
-Caos no estaba
atacando Mundos al azar…
-¿Maestro Cyan?
-Él sabía bien cuales
eran los únicos que podían oponérsele… Yo y por eso atacó Chrystales… Los
Avatares de la Luz y por eso acabó con todos… Necesitaba a Ánima y por eso atacó
Eclissis… Sabía que Yensid era de Excálibur y por eso acabó con todos sus
hechiceros…
-¿La única razón por
la que atacó mi Mundo fue para acabar con Danna?
-Sí.
-…
-¿Y atacó Paraíso
porque veía a sus hechiceros como una amenaza por culpa de Yensid?
-Sí.
-…
-Esto es horrible.
Caos va muchos pasos por delante de nosotros.
-Pero fracasó en
muchos de sus intentos. No acabó conmigo, majestad. Salvastéis Excálibur,
protegistéis el sello, queda un Avatar… Aún no está perdido. Debemos
contraatacar.
-Contraatacar… Pero
has dicho que es una locura buscarles en el Reino de la Oscuridad.
-Sé lo que he dicho,
pero… podríamos atraerles a donde queramos. Tenemos lo que quieren.
-A mí.
-Y a mí.
-¿Quieres que use a
mi hermana y a Jaleel de cebo?
-Es tu decisión,
majestad. Pero es la única manera de sacar la batalla de Eclissis.
-…
No hay comentarios:
Publicar un comentario