domingo, 22 de abril de 2012

Capítulo 3: El misterio


Recomiendo escuchar esta canción mientras lees.


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Las suposiciones del joven de un solo brazo no habían sido una mera ilusión, el efecto que aquella Luna tenía sobre toda la ciudad, y no solo eso, en todos los Sincorazón, había convertido la ciudad Eclissis en un campo de batalla. Ahora mismo el Elegido se enfrentaba junto a su batallón a una pequeña legión de Sincorazón en la parte occidental de la ciudad.

-¡Capitán Vali, estamos haciéndoles retroceder!
-¡Seguid así!

La batalla, decantada hacia el bando de la luz, ya estaba llegando a su fin mientras Vali arremetía con su Llave espada contra los últimos Sincorazón rezagados.

-Esto no es el final.
-¡Capitán, ¿de dónde salen tantos?!
-Es esa maldita Luna, alguien o algo quiere atraerlos aquí. ¡Sigamos, chicos!

Vali lideró su pelotón hacia la siguiente calle cuando al girar la siguiente esquina vieron una imagen que pocas veces se había visto en Ciudad Eclissis, un enorme y poderoso Lado Oscuro (Un Sincorazón de casi cinco metros de altura) se había adueñado de la avenida mientras robaba los corazones de los incautos que pasaban por allí.

-¡Capitán, eso es...!
-¡En formación, pelotón! Acabaremos con él de una sola vez.
-¡Si, señor!

La táctica estaba más que preparada y practicada, los cuatro primeros soldados se abalanzaron contra las piernas del Lado Oscuro cortándolas desde diferentes ángulos arrodillando con facilidad a aquella enorme criatura que cayó de rodillas y se sostuvo sobre los brazos. Rápidamente los siguiente cuatro soldados arremetieron contra los brazos cortándolos con sus armas consiguiendo que la criatura perdiese sus últimos puntos de apoyo y cayó redonda sobre el suelo dejando su punto débil, la cabeza, a merced de su capitán.

-Ahora me toca a mí.

El joven capitán cargó con todas sus fuerzas contra la criatura oscura enlazando una cadena de ataques todos dirigidos a la cabeza luego liberó toda la energía de hielo que pudo acumular congelando de una sola vez toda la parte superior del Sincorazón.

-Esa es mi especialidad... ¡Ahora!

Finalmente los nueve integrantes del batallón atacaron todos a la vez la cabeza haciéndola añicos gracias a la congelación y haciendo que se evaporara el resto del Lado Oscuro.

-Misión cumplida.

Fue entonces cuando todos vieron desde la lejanía en la zona central de la ciudad, una poderosa onda de oscuridad procedente de lo alto de un edificio.

-¡Capitán, ¿qué ha sido eso?!
-No lo sé...
-Capitán, informan desde el cuartel general que los Sincorazón han empezado a retirarse. ¿Cree que ha sido por eliminar al Lado oscuro?

El joven Elegido se quedó pensativo un buen rato hasta que finalmente tomó una decisión.

-¡Batallón, encargaros de los Sincorazón restantes, yo tengo que volver al castillo!
-¡Sí, señor!

Y dejando a su comando encargarse de los remanentes enemigos, Vali salió corriendo dirección el castillo

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Mientras tanto, cerca del centro de la ciudad, dos Elegidos que acababan de llegar de otro Mundo quedaban asombrados por aquella onda de oscuridad procedente de un punto cercano.

-Keiro, ¿has visto eso?
-Qué poder...
-No... No has sido tú, ¿verdad?
-No, Bastet... te he prometido que no volvería a usarlo y estoy aquí contigo.
-S-Sí...
-Acerquémonos a investigar.
-Pero...
-Rápido, Bastet.

El chico salió corriendo y como si una cadena invisible los uniera, la joven no pudo evitar seguir a su compañero a través del atardecer de la ciudad buscando el lugar exacto desde el que la Oscuridad se desató. Finalmente quedaron en la base del edificio en el que escasos minutos antes habían estado luchando Claudia, Blanck y Zero.

-Ha sido ahí arriba... Aún puedo sentir las partículas oscuras...
-¿Puedes sentir eso?
-Tú también podrías, Bastet. Solo hay que concentrarse.
-Ya sabes que yo soy más de...
-¡Arriba!
-¡¿Qué pasa, Keiro?!
-Hay alguien arriba. Subamos.

Ambos Elegidos se adentraron en el edificio y empezaron a ascender por las escaleras, una vez alcanzaron la azotea se encontraron con un joven de largas melenas negras que se giró al sentir la presencia de los dos compañeros.

-Tú. ¿Has sido tú?

Bastet se detuvo detrás de su amigo protegiéndose de la posible amenaza que fuera aquel joven.

-¿Yo?, ¿quién eres tú? Esos ojos...
-He preguntado yo primero.
-Keiro, tengo miedo, él...
-Tranquila, Bastet, no dejaré que te haga daño.
-¿Y por qué querría hacerle daño a ella?
-Contesta.

Mientras Keiro le pedía explicaciones invocó su Llave espada por si acaso.

-¿Una Llave espada?, ¿eres un Elegido?
-¿Y qué si es así?
-Que yo también lo soy.

El joven del largo cabello invocó también una Llave espada a lo que Keiro y Bastet se sorprendieron. ¿Habías más Elegidos en otros Mundos? Keiro bajó la Llave espada y Bastet se calmó.

-Lo sentimos mucho, acabamos de llegar a este extraño Mundo y estamos asustados. Y de repente vimos esa enorme ola de Oscuridad.
-¿De otro Mundo...?, ¿vosotros también la vistéis?
-¿Y quién no la habrá visto? Era enorme y venía de aquí. ¿Sabes quién ha sido?
-No, yo también vine esperando buscar al responsable. Dime, chica, dijiste algo de otro Mundo.
-Tiene un nombre, se llama Bastet.
-No importa, Keiro. Sí, he dicho que venimos de otro Mundo.
-¿De otro Mundo?, ¿es eso posible?
-¿Acaso tienes razones para dudar de ello?
-No, supongo que no. Por cierto, soy Jaleel, Elegido y protector de Ciudad Eclissis.
-¿Así se llama esta ciudad?
-Así es.

Hubo un pequeño silencio hasta que Jaleel volvió a hablar.

-Si sois Elegidos y acabáis de llegar, supongo que podríais ayudarnos a combatir a los Sincorazón.
-¡Claro!
-Espera, Bastet...

Keiro se llevó un poco más lejos a Bastet y empezaron a discutir en bajo.

-Solo queremos vengarnos, Bastet, no hay necesidad de meterse en guerras ajenas.
-Pero Keiro, ellos también lucharán contra los Sincorazón, si les ayudamos nos estaremos vengando. Además, estamos perdidos, no sabemos nada de este lugar, él podría ayudarnos.

Keiro se lo pensó unos escasos segundos hasta que respondió.

-Está bien.

Y volvieron a situarse delante del extraño Jaleel.

-Ok, iremos contigo, pero ayudaremos a nuestra manera.
-Cualquier ayuda es bien recibida en Ciudad Eclissis. Sentiros libres de acabar con cuantos Sincorazón os sea posible, ahora seguidme, os llevaré a nuestros cuarteles.

Los tres salieron de allí.
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Y finalmente, la princesa Eleone disfrazada, alcanzó el filo del bosque de cristal, donde al otro lado descansaban las ruinas de un extraño edificio semiderruido.

-Dame fuerzas, madre.

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