martes, 17 de julio de 2012

Capítulo 19: Hogar, agridulce hogar

Recomiendo escuchar esta canción mientras lees:



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-¿Qué demonios es eso del avatar de la luz, Blanck? ¿Y cómo es que sabes lo que es?
-No es la primera que lo veo. Esa sensación… se queda grabada. Pero no tenía nia idea de que la princesa fuera uno de ellos.
-¿Uno de ellos? ¿Es que hay más?
-Que yo sepa dos. Aunque el que yo conoció cayó en mi Mundo. Sólo yo sobreviví.
-¿Y qué se supone que es?
-Mi Maestro me dijo que es una mujer humana con la capacidad de representar el Corazón de un Mundo.
-¿Representar?
-Todos los Corazones son vida. Todo lo que tiene un Corazón está vivo, incluido los Mundos. Lo que pasa es que no sabemos cómo se comunican. Un avatar de la Luz es capaz de comunicarse con esos corazones. Aunque la princesa parece que es incluso capaz de ser poseída.
-Entonces, lo que ha dicho antes…
-Venganza.
-Keiro…
-El Corazón del Mundo quería venganza… Él les creó y les dio la vida y ellos se lo pagaron traicionándole y llenándole de Oscuridad.
-Bueno, al menos ya no están más. Y Ganímedes muy difícilmente molesta a las ciudades, así que no tendremos problemas por un tiempo. Muchas gracias, tíos.
-De nada, Eryn.
-¿Qué vas a hacer ahora?
-¿Ahora? La verdad es que nunca lo había pensado. Nunca pensé que llegaría este día. Supongo que toca reconstruir Paraíso de los Hechiceros como a su antigua gloria. Será un duro trabajo pero valdrá la pena.
-Con un poco de suerte ganamos esta guerra y todo habrá valido la pena.
-Gente, yo estoy preocupado por la princesa. Necesita descansar y este no es el sitio adecuado.
-Claro, Zero. Eryn, ¿te importa si…?
-Eso ni se pregunta, grandullón. Me habéis ayudado y la princesa la que más. Lo mínimo que puedo hacer es que el cachorrillo se quede tranquilo.


Todos se rieron a la vez mientras planeaban el regreso a la ciudad.


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Claudia se encontraba al lado de Jaleel intentando hacerle recuperarse.


-Eleone, ¿qué te ocurre? ¿por qué tardas tanto? Jaleel te necesita. Yo te necesito. Todos te necesitan.
-Princesa, ¿estáis bien?
-Alexander, sí… Sólo estoy un poco cansada.
-Deberíais ir a descansar, ya no podemos hacer nada más por él.
-Pero no puedo…
-Jaleel ya está bien, princesa. Sólo necesita recuperarse en donde quiera que se encuentre, pero solo él puede hacerlo.
-Entondes, lo que dijo Vali…
-Necesita que confíemos en él. Y si estáis aquí todo el día se pensará que no confíamos en su fuerza.
-Yo… tienes razón, Alexander. Pero todavía me preocupa Eleone y los demás.
-También tenéis que creer en ellos, princesa. Veréis como volverán cuando menos nos lo esperemos y con una gran sorpresa.
-Siempre estás tan seguro de todo, Alexander.
-Si no soy optimista yo, princesa. ¿Quién lo será?
-Jaja, tienes razón.

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De vuelta a Paraíso de los Hechiceros, Zero, Kuroi y Eryn están hablando con el Maestro Arkleus.


-Habéis hecho un gran trabajo. Me alegra saber que ya podemos empezar de nuevo.
-Es nuestro deber como Elegidos ayudar.
-Sí, tienes razón. Y por eso, Eryn, creo que deberías irte con ellos.
-¿Cómo dices, Maestro? Pero me necesitáis…
-No. No te necesitamos. Si reconstruimos Paraíso pero Eclissis cae, todo estará perdido. Hay que ganar primero esta guerra y luego ya podremos pensar en reconstruir.
-Pero Maestro, yo...
-Hazle caso, Eryn. Necesitamos toda la ayuda posible en Eclissis y aquí ya está todo solucionado.
-Pero soy la única Elegida, si vuelven más Sincorazón…
-Estoy yo, Eryn. Aún puedo darles caña y la ciudad está lo suficiente protegida.
-Oye, Maestro Arkleus. Sé que la humildad de la princesa no me dejaría pedírselo pero me temo que Eclissis necesita toda la ayuda posible y… hemos hecho bastante por vosotros.
-¡No cachorrillo!
-Déjale terminar, Eryn.
-¡Jum!
-Por favor, ayúdennos a construir una de esas barreras mágicas en Eclissis.
-¡Lo sabía, te dije que no!
-Eryn, cálmate.
-Pero Maestro, es nuestro secreto.
-¿Y acaso ese secreto es más importante que la vida de una sola persona?
-No, pero…
-¿Si estuviera en tus manos el salvar a una sola persona, incluso a costa de un secreto tan valioso no lo harías?
-Yo…
-Las barreras mágicas se crearon para ayudar, Eryn. Aunque solo sirvieran para salvar un ciudadano de Eclissis al día, ¿no valdría la pena?
-Sí, supongo que sí.
-No hay nada más valioso en el Mundo que la vida, Eryn. Nunca lo olvides.
-¿Y cómo lo hacemos?
-Eryn conoce el secreto, ella os ayudará a erigir una barrera en Eclissis.
-¡No, maestro! Yo no…no estoy preparada…
-Sí que lo estás, Eryn. Por eso te dejo marchar. Irás a Ciudad Eclissis con ellos y sé que serás capaz de erigir una poderosa barrera mágica.
-Maestro…
-Bueno, no quisiera manteneros más aquí. Ciudad Eclissis os necesita.
-Me temo que tus palabras son ciertas, Maestro Arkleus. Sé que a la princesa le hubiera gustado más hablar de su madre con usted pero no podemos esperar a que despierte, debemos marchar ya.
-Vaya, vaya… Parece que el cachorrillo se ha autoproclamado el nuevo jefe de la banda ahora que su princesita no está.
-No me he autoproclamado nada, solo estoy decidiendo por la princesa, vosotros haced lo que queráis.

Y dicho eso, Zero se dio la vuelta y se marchó.

-Vaya, qué genio tiene el cachorro…
-Sólo está preocupado por la princesa. En cualquier caso deberíamos volver.


Volvieron junto a los demás.


-Nos vamos ya.
-¿Y qué hacemos con la princesa?
-La llevaré conmigo.
-Pero sin armadura, no aguantará en el Espacio Intermedio, no puede invocarla mientras esté así.
-Confiemos en que su Corazón aún siga despierto y se auto proteja.
-¿Confiemos?, ¿de verdad vas a arriesgar la vida de la princesa de esa manera?
-No… Yo… Tengo fe en ella. Deberíais hacer lo mismo. Algo me dice que Eclissis nos necesita, y no sabemos cuándo despertará la princesa. No podemos demorarnos más.
-Pues depositemos nuestra fe en la princesa.
-Blanck… ¡Sí!
-Confiemos en ella.


A medida que cada uno de ellos hacía caso a Zero y depositaban su fe en la princesa, ésta iba recuperando sus fuerzas y su armadura se materializó en torno a ella.


-¡Os lo dije! ¡Vayámonos! ¿Bastet?
-¡Sí!

La joven pelirroja volvió a realizar lo necesario para abrir un portal de Luz e invocandos sus Llaves deslizador salieron todos de nuevo al Espacio Intermedio de camino de vuelta a Eclissis.


El camino de vuelta a casa fue más sencillo de lo que pensaron a pesar de no tener a Eleone para guiarles, todos tenían el anhelo de volver y sus Corazones les guiaron a dónde más deseaban ir. Bastet volvió a hacer uso de su sabiduría sobre la Luz para abrir un portal a Eclissis y todos entraron aterrizando en el enorme patio del castillo donde recibieron una cálida bienvenida de los soldados que allí se encontraban aunque un tanto entristecidos al ver a la princesa en ese estado.

-No le ocurre nada, sólo está cansada. La llevaré a sus aposentos.

Todos se separaron y Zero se dirigió hacia el castillo directo a sus aposentos, los demás se reunieron en la sala común del castillo para enseñarle a Eryn su nuevo hogar, ya tendría tiempo para erigir la barrera mágica pues necesitaba concentración y poder y estaba un poco cansada por las nuevas experiencias y el viaje.

De camino a los aposentos, Zero se encontró con su hermano.

-¡Eloene! ¿Qué le ha pasado?
-Nada, Álex. Está bien. Solo cansada.
-¿Sólo cansada?
-¡Sí, sólo! ¡No tienes ni idea de por lo que hemos tenido que pasar, así que déjame llevarla a sus aposentos!
-¿Qué…?

Zero apartó a su hermano con el hombro y prosiguió su camino hacia los aposentos de la princesa donde la dejó reposar en su cama, aunque Alexander no se dio por vencido y apareció por detrás viendo como su hermano acariciaba a la princesa apartándole el pelo.


-¿Qué haces? ¿Y qué es eso de “por lo que hemos tenido que pasar”?

Zero le miró de reojo molesto.

-¿Crees que me importa lo que la princesa y tú tenéis en común?
-¿Cómo dices?
-¿Crees que no os he visto?
-¡¿Cómo te atreves?!
-¿Cómo me atrevo? ¿Cómo te atreves tú?
-Ella es mayor para elegir con quien estar.
-¡Eres un imbécil!


Zero levantó su puño derecho empotrándolo a gran potencia contra la mandíbula de su hermano que cayó de espaldas contra el suelo con sangre en la boca.


-Abraham…
-¡No me llames así! ¡Ya no me llamo así!


Zero volvió a levantar el brazo pero esta vez se contuvo.


-Aléjate de ella, ¿me oyes? No te la mereces.


Alexander se quedó sorprendido en el sitio, tirado sobre el suelo y sangrando observando a su hermano como nunca le había visto, yéndose. A los segundos apareció Claudia.


-¡Alexander! ¿Qué…?¡Eleooone! ¿Qué la pasa?
-Está bien, sólo cansada.
-¿Qué ha pasado? ¿Quién te ha golpeado?
-Nadie. No pasa nada.

Alexander volvió a sonreír viendo a las dos princesas juntas de nuevo sin darle importancia a lo que acababa de ocurrir.


-Ya tienes a vuestra hermana como queríais, princesa.
-Sí. Ya podemos ayudar a Jaleel.

Claudia se recostó al lado de su hermana.

-Descansad, princesas.


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Mientras, en la sala común.

-Vaya, este castillo es enorme.
-¿Te gusta, Eryn?
-Sí, qué… esplendor…
-A mí también me gusta. Y pensar que somos invitados de honor. Podemos comer lo que queramos.
-Siempre pensando en lo mismo, Bastet.
-¿Qué?


Todos rieron al unísono. Aunque la mirada gélida de alquien que llegó les detuvo.


-Vali.
-¿Os divertís?
-¿Qué pasa?
-Mientras vosotros os lo pasabáis genial de viaje, Jaleel se enfrentó a uno de esos Señores de la Oscuridad.
-¡¿Cómo?!
-Y ahora está en coma.
-¿Lo dices en serio?
-¿Me ves con cara de bromear?
-¿Y el Señor de la Oscuridad?
-Muerto…
-¿Ganó? Pero entonces…
-La victoria se tomó un precio.
-¿Dónde está?
-En la enfermería.

Bastet salió corriendo mientras Keiro la seguía andando. Blanck ni se inmutó, y Kuroi y Eryn se quedaron mirando y luego decidieron seguir a Vali para reunir a los Elegidos.

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